Día Mundial de la Eficiencia Energética 2025

El 5 de marzo celebramos el Día Mundial de la Eficiencia Energética, una fecha que nos recuerda la importancia de optimizar el consumo energético de nuestros edificios y nuestras ciudades si queremos mitigar los efectos del cambio climático.

El consumo energético está estrechamente vinculado al calentamiento global, por eso la Unión Europea y otros organismos internacionales adscritos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, han orientado la mayoría de sus políticas medioambientales a fomentar medidas de descarbonización entre los sectores más contaminantes. En este sentido, el sector de la construcción es responsable de al menos el 40% de las emisiones globales de CO2, contribuyendo de manera significativa al aumento de la temperatura global.

Afortunadamente, en los últimos años se ha incrementado el esfuerzo de gobiernos y empresas privadas por mejorar su eficiencia energética a través de medidas que incluye la instalación y uso de fuentes de energía renovables, el fomento de la movilidad sostenible con vehículos eléctricos o la renovación del parque inmobiliario obsoleto, que en España supera el 70% de los inmuebles.

Los certificados de construcción sostenible como BREEAM ofrecen en sus metodologías una serie de medidas que contribuyen a mejorar la eficiencia energética de los edificios evaluados.

  • Promover la instalación o utilización de fuentes de energía renovables. Aunque no sea posible la generación local mediante la instalación de sistemas en el propio edificio, BREEAM valora el aprovisionamiento externo de energía limpia.
  • La utilización de un sistema de monitorización adecuado para controlar el consumo energético y, en caso de ser necesario, planificar e implementar nuevas medidas de ahorro.
  • Impulsar diseños que prioricen el acceso a la iluminación natural o, si no es posible, instalar luminarias de bajo consumo en el exterior e interior de los edificios. Este aspecto gana relevancia si se tiene en cuenta que la iluminación representa el 8% del consumo energético de un inmueble.
  • Instalar equipos energéticamente eficientes, algo que BREEAM valora independientemente del tipo de edificio; pudiendo implicar, por ejemplo, tanto a los sistemas de una oficina como a los electrodomésticos de una vivienda. Si nos centramos en el hogar, más de la mitad del gasto energético es originado por electrodomésticos como el frigorífico o el horno.
  • Realizar un diseño del edificio pasivo y bajo en carbono, cuyo análisis incluya aspectos como la localización del inmueble, el clima del entorno, orientación, estructura, etc. Además, dicho diseño debe ir acompañado de un estudio de viabilidad que confirme los ahorros energéticos que se pretenden alcanzar.
  • Apostar por un adecuado aislamiento térmico y acústico. Se trata de un requisito cada vez más común y es exigido por certificados exclusivamente energéticos, ya que facilita el control ambiental de la vivienda y evita depender de climatizadores artificiales, que son muy contaminantes y representan el 7,4% del consumo eléctrico de un edificio.

Si bien no todas las medidas planteadas en los manuales técnicos de BREEAM son obligatorias, su aplicación garantiza un ahorro energético de entre el 50% y el 70% respecto a un edificio normativo. Además, hay edificios sostenibles que cumplen con la totalidad de las medidas propuestas y son energéticamente independientes, pudiendo incluso operar desconectados de la red eléctrica.

La eficiencia energética también es aplicable a escala urbana. A través de la metodología de BREEAM ES Urbanismo se fomentan medidas que incluyen la instalación de redes de aprovisionamiento energético limpio, el impulso a la movilidad sostenible y el incremento de las zonas verdes. Requisitos de sostenibilidad que mitigan la huella de carbono a una escala territorial y a los que dedicamos un interesante debate en la última sesión de los BREEAM ES Talks:

El impulso a los edificios Net Zero en Europa

En Europa, los edificios generan el 36% de las emisiones de CO2, por lo que la Comisión Europea aprobó en 2024 la Directiva de Eficiencia Energética, cuyo principal objetivo es promover los denominados edificios Net Zero; inmuebles que generan tanta energía como la que consumen gracias al uso de tecnologías renovables y sistemas altamente eficientes

Para conseguirlo, la Comisión Europea ha establecido dos fechas clave: a partir de 2030, todas las nuevas construcciones deberán ser Net Zero, y para 2050, los edificios existentes deberán adaptarse a este estándar.

Un reto ambicioso que exige la transformación del mercado inmobiliario hacia un modelo sostenible ampliamente alineado con los objetivos de la certificación BREEAM; ya que las medidas propuestas por la Directiva de Eficiencia Energética para considerar que un edificio es Net Zero implican: la instalación de energías renovables in situ, un diseño que garantice el aislamiento térmico, el uso de luminarias y equipamientos de bajo consumo y un sistema de monitorización energética que permita medir y controlar los consumos.

Para lograr el cumplimiento de estas medidas es conveniente contar con una herramienta como BREEAM, cuya metodología sirve de guía para facilitar la integración de los procesos y, al mismo tiempo, aporta seguridad normativa al estar alineada con las directrices de la Taxonomía Europea; llegando a superar las propias exigencias de la taxonomía en términos de sostenibilidad.

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