El 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, que tiene como objetivo fomentar hábitos de vida saludables, el acceso universal a la atención médica y ayudar en la concienciación contra ciertas enfermedades de todo el mundo.
Este año el lema del día es “Nuestro Planeta, Nuestra Salud”, que hace hincapié en las amenazas que suponen para la salud pública el impacto del cambio climático, la contaminación atmosférica o el saneamiento inadecuado del agua.
Para cumplir con este objetivo se ha iniciado una campaña que invita a personas, comunidades, gobiernos y diversas organizaciones de todo el mundo a compartir información acerca de las medidas que debemos adoptar para proteger nuestra salud y nuestro planeta.
¿Qué relación hay entre los edificios y nuestra salud?
Los edificios son una de las principales fuentes de contaminación del planeta y su uso diario produce en las ciudades más emisiones nocivas que el propio tráfico de vehículos. Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay que tener en cuenta que esos mismos edificios que impactan en nuestro entorno son los espacios en los que pasamos el 90% de nuestro tiempo; ya sea para trabajar, estudiar o vivir.
Un edificio obsoleto o mal acondicionado puede ser el origen de problemas físicos y mentales. Una baja iluminación natural, una mala calidad del aire interior o la existencia de COVs (Compuestos Orgánicos Volátiles) en los revestimientos interiores son sinónimo de malestar para las personas que utilizan el inmueble.
Por lo tanto, la edificación puede ser un agente contaminante que impacta tanto en el medioambiente como en nuestra salud. Para evitarlo existen metodologías de construcción sostenible como BREEAM, que ofrecen una serie de requisitos para mitigar la huella ambiental de un edificio y mejorar el bienestar de las personas que los utilizan.
Para Pablo Fernández, miembro del equipo técnico de BREEAM en España, “es evidente que nuestra salud se ve afectada por las condiciones de nuestras casas o lugares de trabajo, por eso es importante que los edificios sean correctamente diseñados y acondicionados. Por ejemplo, si una oficina cuenta con una iluminación óptima, una buena calidad del aire y un adecuado confort térmico; se reducirán las bajas laborales y aumenta la productividad de los empleados. En una vivienda ocurre exactamente lo mismo, nos encontraremos en un entorno saludable que mejora nuestro estado físico y mental”.
Bienestar y confort en el interior
- El confort visual es uno de los factores del interior de un edificio que afectan directamente al bienestar del ocupante. Asegurando el aporte de luz natural y ofreciendo vistas al exterior se proporciona una conexión con el entorno y la naturaleza. Esto a su vez puede fortalecer un estado mental saludable y reducir sensaciones de desánimo o cansancio.
- La calidad del aire interior evalúa la presencia y combinación de contaminantes que pueden afectar negativamente a nuestra salud física. Según la OMS, un ambiente interior en el que la calidad del aire sea pobre puede provocar síntomas de alergia, asma, EPOC o infecciones respiratorias. Disponer de un correcto sistema de filtrado del aire o de acceso al aire exterior, siempre y cuando sea limpio, resulta muy beneficioso.
- Otro aspecto importante para el bienestar es garantizar un nivel adecuado de confort térmico. BREEAM requiere que se defina una estrategia de control de la temperatura del edificio y fomenta que los usuarios puedan controlar algunas características de las instalaciones para regular de manera adecuada sus sistemas de calefacción y refrigeración.
- Proporcionar una eficiencia acústica de calidad otorga confort para los usuarios del edificio y beneficia el desarrollo de las actividades que se llevan a cabo en el interior, ayuda a la concentración y proporciona un descanso saludable. La presencia constante de ruidos en los edificios puede generar efectos adversos en los ocupantes como molestias, descenso de la productividad o trastornos del sueño.
- Aunque el agua suministrada para el consumo de los usuarios en España es potable, BREEAM establece una serie de pautas que minimiza el riesgo de contaminación del agua en las instalaciones; además de controlar y garantizar una calidad óptima para el consumo humano. Algunas de estas medidas son el diseño de sistemas de agua para restringir el riesgo de contaminación microbiana y la implantación de sistemas de humidificación a prueba de fallos.
Seguridad y accesibilidad exterior
- Los exteriores de un edificio también son importantes a la hora de evaluar su impacto en el confort del usuario. Para mejorar la salud física y mental de los ocupantes se valora la instalación de zonas verdes y espacios ajardinados en las inmediaciones del edificio. Este tipo de espacios naturales fomentan la vida exterior, ayudan a regular las temperaturas extremas y absorben parte del CO2 emitido por el edificio.
- También es importante que las inmediaciones del inmueble sean espacios seguros, de manera que se pueda acceder de forma peatonal o en un vehículo no motorizado sin riesgos para la integridad física de las personas. Es necesario que dichas zonas de acceso sean lo suficientemente amplias para evitar aglomeraciones y que no supongan ningún impedimento para las personas con movilidad reducida.
- Por último, hay que destacar algunas medidas evaluadas por BREEAM que, de forma transversal, también favorecen hábitos saludables. Por ejemplo, la instalación de un aparcamiento seguro para bicicletas va a facilitar el desplazamiento de sus ocupantes en un medio de transporte limpio y saludable, ofreciendo a los usuarios una alternativa a los vehículos motorizados.
