BINARQ es una compañía de reciente creación que tiene la sostenibilidad en el ADN y trabaja para que todos sus proyectos sean eficientes y respetuosos con el medioambiente. Tras la adhesión de BINARQ al programa BREEAMers, charlamos con su fundador, el arquitecto Fernando Tortajada, para conocer su punto de vista en un sector inmobiliario que cada vez está más concienciado con las políticas ambientales.
Binarq se define como un nuevo ecosistema de arquitectura. Se trata de una empresa joven que nace con la sostenibilidad como eje central. Tras 30 años en el sector, ¿cómo surge la idea de crear una compañía como Binarq?
Cuando terminé el primer proyecto de mi carrera profesional, hace ya casi 30 años, pensé que esa obra muy probablemente me sobreviviría y que por tanto en arquitectura hay que trabajar siempre con los pies en el presente, pero la cabeza en el futuro.
Después de una etapa profesional adquiriendo experiencia como promotor, constructor y arquitecto, pensé que era el momento de cumplir mi sueño y crear un estudio de arquitectura, management y sostenibilidad, en el que nuestro objetivo principal es mejorar la calidad de vida de las personas a través de la arquitectura de forma sostenible.
Todas los aspectos relacionados con la sostenibilidad tienen como objetivo mejorar la vida del edificio y su entorno. Digamos que se trabaja directamente sobre la salud del edificio y de sus ocupantes, ofreciendo mejores prestaciones, más calidad de vida y mayor duración, y la preservación del entorno.
Para BINARQ esa creencia, es como un mantra y miramos de aplicarla en cada caso al máximo posible, en función de las necesidades y capacidades de cada proyecto.
Además del diseño y la gestión de obras, Binarq ofrece servicios de asesoramiento vinculados a distintos certificados de construcción sostenible como BREEAM. En los últimos años, ¿habéis notado un incremento de demanda en los servicios de consultoría?
Si, hemos notado un incremento notable de la demanda en servicios de sostenibilidad y también de eficiencia. Poco a poco se van percibiendo los efectos positivos que se generan tanto en términos de bienestar individual y colectivo, así como económicos. Probablemente, la mayor dificultad reside en poner en valor dichas actuaciones. Son requeridas y anheladas bajo lupa cuando llegan al presupuesto. Aún y así van en aumento y están en auge.
BINARQ trabaja desde el primer día de su existencia en un sistema de networking colaborativo, la consultoría de sostenibilidad desde ESPAI ENERGY y la de optimización de procesos desde THINKINLEAN. En este espacio, participan en todos los pasos del proceso para poder ofrecer en cada caso las mejores y más cualificadas soluciones.
Para nosotros el certificado BREEAM, ha sido, es y será siempre un extraordinario aliado para trabajar y validar mejoras en sostenibilidad y eficiencia.
La certificación es una garantía para el promotor y el usuario final de que un edificio es sostenible, no obstante, puede accederse a metodologías como BREEAM de forma gratuita. ¿Todos vuestros proyectos son sostenibles independientemente de si el cliente desea certificar?
Como comentaba anteriormente, la búsqueda de proyectos eficientes y sostenibles está en nuestro ADN, el ejercicio didáctico de plantear la sostenibilidad no sólo como una necesidad colectiva relacionada con el medio ambiente y el futuro, sino como una forma de optimizar bienestar presente y ahorro, es constante.
Plantear estas actuaciones como sinónimos de rendimiento y rentabilidad transversales, nos parece una forma de argumentación inteligente. Nosotros acostumbramos a manejar conceptos muy concretos para facilitar la recomendación. Desde el concepto un m2 saludable + un m2 eficiente generan un m2 inteligente a indicadores de resultado muy visuales (ahorro emisiones, demanda energética, consumo de agua,..).
La certificación siempre es recomendada, como garantía para presente y futuro. El cliente decide.
¿Qué errores debe evitar un promotor que se plantea certificar su sostenibilidad por primera vez?
Quizás el error más importante es pensar que el objetivo es el certificado en sí mismo, y que por tanto se trata de plantear una tipología de actuaciones standard para tener el certificado como justificante.
Para BINARQ cada proyecto es diferente, es singular y único, en cada caso se profundiza desde el estudio preliminar hasta la proyección de vida de la obra para presentar las mejores propuestas, en cada caso según sus circunstancias y necesidades.
Los certificados son un reconocimiento a cada actuación, es más, en la medida en que se mejoran las actuaciones, más exigentes serán los certificados.
Otro aspecto cada vez más presente es la inclusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU en las estrategias empresariales. ¿Vuestros servicios están alineados con estos objetivos?
Sin duda. De hecho, en nuestras credenciales siempre aludimos a nuestro compromiso con los ODS 2030 de la ONU. Concretamente en 8 de los 17 objetivos, aquéllos que están más relacionados con nuestro ámbito de actividades. Desde compromisos Medioambientales como el Agua Limpia, las Energías Renovables, la Producción (construcción en nuestro caso) Responsable, la acción por el Clima y los Ecosistemas Terrestres; a compromisos Sociales como la Salud y el Bienestar o las Ciudades y comunidades Sostenibles; hasta los Económicos relacionados con Infraestructuras e Innovación.
En la mayoría de los proyectos realizados y en curso, BINARQ ya cumple e incluso mejora los objetivos específicos que se plantean para el 2030.
Eres Asesor BREEAM y además conoces de primera mano la implementación de BREEAM desde el punto de vista del promotor, el equipo de diseño, la gestión de obra y su comercialización. Desde tu experiencia, ¿en qué fases es más sencillo aplicar los requisitos de un sello de sostenibilidad?
El momento más importante es, sin duda, la definición del producto y los objetivos principales que establece el promotor para poder abordar el proyecto. Si esta definición ya identifica los valores de eficiencia y sostenibilidad que se quieren plantear, estos serán ingredientes principales para que el equipo de diseño y sus colaboradores puedan crear un proyecto sostenible.
También es muy importante la demanda y puesta en valor por parte del cliente final, los propietarios y usuarios de las viviendas de estos parámetros de sostenibilidad. Hay muchos productos de consumo cómo los automóviles o los electrodomésticos en los que ya no nos planteamos comprar con malos indicadores de sostenibilidad.
Es habitual reclamar incentivos públicos a la edificación sostenible. Si pudieses elegir uno, sólo uno, ¿cuál sería? ¿Cuál crees que tendría un mayor impacto? Bonificación en el IBI, tramitación prioritaria de licencia, campañas divulgativas de sus beneficios…
Los incentivos públicos a la edificación sostenible, es un tema que todavía no está muy extendido, que depende del municipio en el que te encuentres y de momento parece que han empezado más enfocados en proyectos de rehabilitación.
Si tuviese que elegir un incentivo, sería aquel que incida directamente sobre la capacidad de generar inversión en sostenibilidad y produzca un ahorro económico directo en el usuario, hoy en día quizás son las ayudas en rehabilitación sostenible.
Las campañas están muy bien como elementos de concienciación global, pero no suponen un incentivo específico para ningún implicado directo.
Has participado en distintas ponencias sobre sostenibilidad, ¿se sigue comparando la edificación sostenible con la eficiencia energética?
Si, lamentablemente son dos términos contrapuestos pero que lamentablemente llevan a mucha confusión por parte de usuarios y profesionales de nuestro sector.
Bajo mi punto de vista son complementarios, diría que la edificación sostenible plantea argumentos desde lo que podríamos denominar el hardware, la parte más estructural del proyecto (concepto, materiales…). Mientras que la eficiencia energética hace más hincapié en el software, los sistemas de alimentación y producción del edificio. Antaño, se planteaba esta discusión en términos de esqueleto óseo versus sistema nervioso y sanguíneo. Siempre ha habido comparación, pero también complementariedad.
¿Crees que el mercado ya ha asumido la necesidad de construir de forma sostenible?
Quizás es un poco presuntuoso decir que el mercado ya ha asumido plenamente la necesidad de construir de forma sostenible, pero está dando pasos agigantados. Todo va sumando en dirección positiva, desde una mayor concienciación, a mejores tecnologías, soluciones más innovadoras, mayores conocimientos de las ventajas y también, más presión institucional.
Sin duda, la construcción sostenible dejará de ser una opción y se convertirá en un genérico.
Binarq forma parte de nuestro Consejo Asesor, un órgano consultivo formado por diferentes empresas del sector que nos asesoran y ayudan a seguir desarrollando BREEAM en España. En tu opinión, ¿cuál es el siguiente paso para estandarizar el uso de metodologías sostenibles en el sector?
Formación, didáctica e incentivos. Es como los coches eléctricos. Hay que hablar de ventajas, demostrar ventajas e incentivar ventajas.
Hay que plantear las metodologías, no como un requerimiento administrativo (que probablemente acabe siéndolo) sino como instrumentos de mejora de rendimientos y rentabilidades por una parte y de bienestar y confort por otra. Las metodologías no deberían entenderse como un anticipo de ITV para los edificios, sino como fuentes de mejora para la arquitectura y construcción.